(Alerta: spoilers)
No diré que no disfruté de mi segunda visión de "La Sirenita" (la primera vez que la vi era muy, pero muy joven). Por supuesto que sí. Hasta hubo lágrimas al final y todo.
Junto a mi hijita, decidí ver de nuevo esta versión del clásico de Hans Christian Andersen. ¿La razón? Además de que sabía que a mi hija le iba a encantar, hacía poco había leído el cuento original (disponible aquí, y recomendadísimo), y quería ver qué tratamiento le había dado Disney.
La película es buena, claro que sí. Sí, tiene todos los ingredientes que hacen un "clásico" de Disney (sobre todo del siglo pasado): Una princesa atrapada, un caballero salvador, una bruja mala, un momento en el que todo parece estar perdido, canciones, animales que hablan, personajes secundarios cómicos, el hecho de que nadie muere (ni siquiera los malos), etc. Por supuesto, no por esto una película es necesariamente mala (ni buena). Sólo digo que es una fórmula harto conocida.
Pero, ¿qué tratamiento le da Disney a la historia? Bien, Disney le da la vuelta de una manera magistral (sin duda), reusando elementos del cuento. Un par de ejemplos:
El verdadero "daño" de Disney a la historia no radica en que sea diferente (al fin y al cabo, una adaptación a otro medio exige licencias artísticas), mas el hecho de que la moraleja, es, literalmente, la contraria. En la película, la Sirenita se queda con el príncipe, porque los dos son elegidos, por Dios o por el destino, para estar juntos, el uno para el otro, para siempre. La moraleja del cuento original es, precisamente, que pensar que alguien es "el elegido" es, no sólo una falacia, sino vehículo de tragedias. En otras palabras, Disney dice "Hay un elegido" y Andersen dice "No lo hay". Y es que el cuento original es una súper tragedia. En éste, la Sirenita no sólo no se queda con el príncipe, sino que tiene que contemplar, muda y atormentada por mil dolores, cómo otra mujer se lo quita en sus narices, y cómo su propio cuerpo se deshace en espuma. Lo único que suaviza este drama es el hecho de que cuando la Sirenita muere, va al Cielo. Nada más. Pero, lógicamente, una película de Disney no puede terminar así.
7/10
No diré que no disfruté de mi segunda visión de "La Sirenita" (la primera vez que la vi era muy, pero muy joven). Por supuesto que sí. Hasta hubo lágrimas al final y todo.
Junto a mi hijita, decidí ver de nuevo esta versión del clásico de Hans Christian Andersen. ¿La razón? Además de que sabía que a mi hija le iba a encantar, hacía poco había leído el cuento original (disponible aquí, y recomendadísimo), y quería ver qué tratamiento le había dado Disney.
La película es buena, claro que sí. Sí, tiene todos los ingredientes que hacen un "clásico" de Disney (sobre todo del siglo pasado): Una princesa atrapada, un caballero salvador, una bruja mala, un momento en el que todo parece estar perdido, canciones, animales que hablan, personajes secundarios cómicos, el hecho de que nadie muere (ni siquiera los malos), etc. Por supuesto, no por esto una película es necesariamente mala (ni buena). Sólo digo que es una fórmula harto conocida.
Pero, ¿qué tratamiento le da Disney a la historia? Bien, Disney le da la vuelta de una manera magistral (sin duda), reusando elementos del cuento. Un par de ejemplos:
En la historia original, la Sirenita es la menor de seis hermanas. Aquí es la menor de siete. ¿Por qué el cambio? Tal vez, el número siete es más "perfecto" que el seis. |
Obviamente, en la versión original ninguno de los amigos de la Sirenita existen. La versión de Disney no sólo los incorpora, sino que los hace esenciales en la trama. |
El verdadero "daño" de Disney a la historia no radica en que sea diferente (al fin y al cabo, una adaptación a otro medio exige licencias artísticas), mas el hecho de que la moraleja, es, literalmente, la contraria. En la película, la Sirenita se queda con el príncipe, porque los dos son elegidos, por Dios o por el destino, para estar juntos, el uno para el otro, para siempre. La moraleja del cuento original es, precisamente, que pensar que alguien es "el elegido" es, no sólo una falacia, sino vehículo de tragedias. En otras palabras, Disney dice "Hay un elegido" y Andersen dice "No lo hay". Y es que el cuento original es una súper tragedia. En éste, la Sirenita no sólo no se queda con el príncipe, sino que tiene que contemplar, muda y atormentada por mil dolores, cómo otra mujer se lo quita en sus narices, y cómo su propio cuerpo se deshace en espuma. Lo único que suaviza este drama es el hecho de que cuando la Sirenita muere, va al Cielo. Nada más. Pero, lógicamente, una película de Disney no puede terminar así.
7/10