sábado, 24 de enero de 2009

El Curioso Caso de Benjamín Button: El tiempo al revés (8/10)

Trece es el número de Óscares a los que El Curioso Caso de Benjamín Button (The Curious Case of Benjamin Button) fue nominada. Al enterarme decidí verla y dejar en espera otras nominadas como Slumdog Millonaire, El Luchador y Milk. El resultado fue satisfactorio.


Esta película está entre las de un grupo que podríamos denominar ‘realismo mágico’ cinematográfico. La acción tiene lugar en un periodo de tiempo tan largo como el de la vida de una persona, y para indicarnos en qué época estamos se nos muestran momentos memorables de la Historia de manera casi fetichista. Por ejemplo: en un televisor salen Los Beatles cantando, para indicarnos que estamos en los 60’s; al estar en un bote se ve a lo lejos el despegue de un cohete y ya sabemos que estamos en la Guerra Fría, etc. Forrest Gump es el ejemplo por antonomasia de este género, y El Gran Pez y la película que nos ocupa heredan su método. Cabe anotar que este género no es el mismo género épico (o narración histórica) al que podrían pertenecer Gladiador, Cleopatra y El Puente sobre el Río Kwai, pues en aquél no se busca en ningún modo generar nostalgia y en éste sí, y fundamentalmente. Otra característica del género es que aunque se narra una biografía con pretensiones realistas, una rimbombante fantasía lo penetra todo.


El filme comienza en tiempos contemporáneos, en una nívea habitación de hospital. Como en Titanic, el deseo que tiene una anciana de rememorar el pasado da pie a la historia. El personaje epónimo nace, en la película, el día del final de la Gran Guerra. Su apariencia exterior es la de un hombre anciano. Con el paso de los años, irá en un curioso viaje en retroceso por la vida, de la senectud a la juventud. Sin adentrarse en tecnicismos fisiológicos, ni tampoco recurrir a la filosofía, la película nos muestra las partes de los sufrimientos y aventuras que son memorables para el protagonista. Periódicamente volveremos al lugar desde donde la historia es narrada.


Brad Pitt está nominado al Óscar a mejor actor por su actuación protagónica. A mí me convenció, pero no se me hizo magnífica. Sin embargo, no lo puedo condenar. ¿Cómo representar un papel cuando no existen en la vida real casos similares? ¿Qué paralelo puede hacerse? Benjamín, en general, es representado como un hombre sereno y cauteloso (y esto me pareció bastante prudente). Brad Pitt es un actor muy versátil. Ya lo habíamos visto antes en papeles muy agresivos (recuérdese Cerdos y Diamantes, Doce Monos y El Club de la Pelea, esta última también dirigida por Fincher), y ahora hace uno de sus papeles más suaves (tipo Siete Años en el Tíbet o Conoces a Joe Black).

Los otros actores hacen buenos papeles. Se destaca Cate Blanchett, increíblemente grácil, con una belleza delicada y unos ojos claros inolvidables. El vestuario y los decorados son magníficos. El maquillaje y los efecto especiales, principalmente de envejecimiento de Brad Pitt, están sumamente bien logrados. Las nominaciones son justas, en suma.



La película daba para más cuestionamientos filosóficos. ¿Cuál es el sentido de la vida, y el de una vida así? ¿Qué sentía el protagonista al ver la muerte en sus protectores de la infancia? ¿Qué opina del evidente paralelo entre la infancia y la senectud? Estas preguntas nunca se nos son respondidas. Evidentemente, no es la intención del director ni del guionista mostrar lo que él piensa… pero hubiera sido bueno haber hecho algo más profesional, más profundo, y no habernos dejado con gotitas de historia. Si bien este es mi mayor “pero”, también quedé con la impresión de que las últimas escenas que vemos de Benjamín parecen narradas con afán, como si el guionista no supiera muy bien cómo concluir.

El Curioso Caso de Benjamín Button no es una afrenta a la realidad. Si se pone uno a pensarlo, una vida así sería una pesadilla: ¿qué sentido tendría llegar a la juventud con el cansancio de la experiencia? ¿Y qué sentido la vejez sin los recuerdos? Al final, todos somos como Benjamín: la vida, que va en férrea obstinación hacia delante, sólo se puede analizar hacia atrás. 8/10

7 comentarios:

LuzElenaThompson dijo...

Hola!!! Sólo una peq correción Brad Pitt no estuvo en Titanic fue Leonardo di Caprio quien actuó allí...

Mario dijo...

¡Infinitas gracias por la corrección! :) Siempre los he confundido.

Señora Saeki dijo...

Esta película me gustó en términos generales, sin embargo, me parece que es demasiado plana en cuanto a la tensión emocional que deberían generar al menos dos momentos claves en la trama: los encuentros con los orígenes familiares (no digo dónde ni quiénes porque les daño la historia a quienes no la han visto).

Mario dijo...

Hola, Lylanda. Sí, efectivamente, no sólo éstos sino otros momentos de la película son faltos de corazón, de sensibilidad, y se sienten muy acartonados (aunque se vean, estéticamente, muy bien logrados). Nada que ver con Slumdog Millonaire.

Mafe dijo...

no la pude ver porque aquí no estuvo en cartelera sino 5 minutos y preciso yo andaba en exámenes... ya le tengo en mi lista de Netflix.
Prometo venir a contar como me parecio.

Mafe dijo...

Listo, la verdad la nominación al Oscar de B. Pitt me pareció sobredimensionada. EL tipo lo hace bien pero no SUUUUPER bien.
El innecesariamente larga e innecesariamente lenta; la conclusión a toda velocidad en los últimos 10 minutos hace que uno no alcance ni a suspirar. Buena música, fotografía interesante pero algo oscura.
El maquillaje de Kate B. es absurdo! esa señora tan templada no es natural.
La actriz que saca la cara por la película? la mamá adoptiva de Button. Esa mujer la sacó del estadio.

Mario dijo...

Hola, Mafe. Chévere que la hayas visto. De acuerdo con tus comentarios. Y sí, lo que te digo, la acaban como de machetazo. Saludos.