Ambientada en los Estados Unidos de la Guerra Fría, se trata de un gigante de Hierro -obviamente- que aparece, sin saberse bien por qué, en un pueblo de Maine, Estados Unidos. Un niño, Hogarth, se convierte en su único amigo y guía, enseñándole bondad en un mundo violento y aterrorizado, donde el afán de seguridad es rey (es una efectiva fórmula que ya hemos visto esto antes en E. T, en Terminator 2, etc.) La historia, tremendamente bien realizada, es dramática, con buenos tintes cómicos, y, no lo puedo dejar de enfatizar, un bello mensaje antibélico. Además, es enteramente para niños.
Mezcla de 3D y animación tradicional, y dirigida por el gran Brad Bird (Ratatouille, Los Increíbles, etc.). |
¿Algo le faltó? Una lágrima. Nadie llora. Parece que el director no quería que los niños lloraran en ningún momento -¿por qué no?-, y las lágrimas, lo sabemos, son contagiosas.
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