¿Cuál es la misión de una cárcel? ¿Castigar al culpable? ¿Corregirlo de sus malas tendencia? ¿Proteger a la comunidad de los criminales? ¿Cuánto de todo esto se cumple? Desde el comienzo del filme, la imagen de la cárcel se nos baja de la teoría  para hacérsenos tan real como tu propia casa: un lugar como cualquier otro donde se forman amistades, hay traiciones, surgen envidias e incluso, donde los sueños se pueden hacer realidad. Poco a poco, día tras día, nos acercamos al día del reinado, un reinado donde la ganadora no gana nada... y a pesar de eso, la excitación consume a todas las reclusas."La Corona" tiene un mensaje opuesto al de otra bellísima película acerca de un reinado de belleza: "Pequeña Señorita Sunshine". Mientras ésta es una fábula sobre la futilidad de lo que el mundo llama éxito, aquella es sobre cómo aquel éxito puede crear ilusiones y sentido de la vida, así sea por unos breves instantes. Como dice una candidata, "¡El sentido de la vida es la dignidad!"

La dedicatoria de la película, mostrada al final, deja al público con un "¡Oh!" inevitable. La cárcel, sí, es un infierno, ¿pero no lo es la vida "libre" si no se tiene amor... o, mejor aún, si no se sabe cómo dar amor? (8/10)



